domingo, 7 de abril de 2013

Afremov, ¡Qué no falten colores!



   

   ¿Quién no se ha quedado con la boca abierta al observar atentamente un cuadro? Sus pinceladas, sus colores, todos mezclados formando un amasijo del que no parece que vaya a salir nada coherente. Sin embargo, al alejarte del cuadro dices ¡anda!, y ¿cómo ha sabido combinar todos estos colores para que quede este resultado tan impactante? Eso mismo me pregunto yo cuando contemplo un cuadro impresionista. En algunos de ellos parece que la figura cobra vida desde la nada, desde ese torbellino de color que es el fondo. Y, en cambio, cuánto cuidado y cuántas horas o días o meses o años para conseguir el resultado perfecto. Este es el problema del arte actual, le falta tiempo, paciencia, no se puede conseguir una obra de arte en una tarde. Al menos así pienso yo. Y tú, ¿qué opinas?
   Aquí os dejo la imagen de uno de los cuadros más bonitos, a mi parecer, de Leonid Afremov.


   Hace tiempo me encontraba, como hoy, indagando en Internet para descubrir nuevos artistas que pudieran interesarme. Y esto es lo que encontré. Desde ese día Leonid Afremov se ha convertido en mi pintor favorito, ya que sus cuadros coloristas están llenos de sentimientos e historias ocultas que cada uno puede imaginar a su antojo. Ese efecto de la lluvia en el suelo, esas figuras que se mezclan con el paisaje de su alrededor...
   Sin embargo, es evidente que cuando empiezo a ver cuadros y cuadros(y no suelo parar muy fácilmente) de Afremov se me empieza a saturar la retina con tantos colores y tengo que pasar a otra cosa más relajada, como es el caso del cuadro que presentaré en la próxima entrada. 

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